El nombre de Sheila Ostrander se hizo conocido allá por 1990 cuando apareció su libro Superaprendizaje, donde descubría para el público occidental las teorías de Lozanov y su aprendizaje acelerado con técnicas de relajación y música de fondo (Walter Murray en su libro Mega memoria 2000 [leer crítica] también se hace eco de estas técnicas). Causó cierto revuelo porque, de ser efectivo, suponía una vía para la adquisición de conocimiento sin necesidad de un esfuerzo consciente.

Un par de años después el asunto vuelve a estar presente en este libro que a lo largo de 25 capítulos y más de 400 páginas trata los más variados y peregrinos asuntos relacionados de una u otra forma con la memoria, con un estilo entretenido pero que en mi opinión peca a veces de sensacionalista; unido esto a las extrañas ideas que propone de tanto en tanto, favorece la impresión de estar leyendo más bien una revista esotérica que un libro de ciencias.

En lo que mnemotecnia respecta, encontramos los capítulos 13 y 14 dedicados a repasar la historia del arte de la memoria siguiendo de cerca la obra de Frances A. Yates, pero con el particular estilo de Ostrander (la narración de la conocida aventura de Simónides es de las más imaginativas que pueden verse). Tan solo encontramos algo parecido a unas técnicas de memorización en el apéndice B titulado «Trucos de memoria»; 4 páginas en un libro de casi 500.

En resumen, puede decirse que se trata de un texto interesante, pero hay que tomarlo más bien como una compilación de curiosidades que no como obra científica.