Lectura
recomendada:
En busca de la memoria perfecta: episodios en la historia de las técnicas de memorización
PRÓLOGO
El fin que me he propuesto al publicar esta obra es el cultivo y desarrollo de la memoria natural, y los medios que pongo en juego se reducen todos al ejercicio de la imaginación por la forma gráfica: por eso la titulo Mnemotecnografía o Ideografía mnemotécnica.
El ejercicio ideográfico de la memoria no debe confundirse con el memorismo, que estriba en la repetición maquinal de palabras con preterición de las ideas: práctica antipedagógica de la que me declaro, con todo apresuramiento, desde estos primeros párrafos, irreconciliable adversario.
Se trata de acrecentar y perfeccionar una potencia fundamentalmente necesaria, «clave del arco del edificio intelectual» (1) sin la cual las más hermosas facultades serían inútiles; de fomentar la memoria con medios artificiales cuando los naturales sean insuficientes o no existan, ahorrando en el estudio tiempo y trabajo.
La memoria es el principal factor para todo ejercicio intelectual, para todas las operaciones del espíritu; pues a la forma comunicante de las expresiones que significan ideas, añade las bases para otras expresiones (juicios) que enuncian algo (2) y que fundamentan y normalizan el raciocinio para enriquecer la inteligencia.
Nadie discrepa de este sentir, y sin embargo existe en la materia alguna preocupación.
Los que por horror al memorismo, que no aciertan a definir, desconocen los recursos de la memoria, yerran por sugestión de lo que por ahí se declama.
Un modernísimo y eminente pedagogo, quizá el único que ha estudiado la cuestión a fondo y sin preocupaciones en España como en Alemania, Italia, Suiza y otras naciones en que con mayor provecho se han tratado las cuestiones pedagógicas, dice a este propósito:… «Hay otras mil cosas que nadie puede improvisar ni alcanzar por sí y que no puede saber sino de memoria. Y aun los resultados de antiguas investigaciones científicas y de prolijos cálculos de disquisiciones racionales, no los conservan los sabios sino de memoria. Por lo cual, el menosprecio vulgar de la memoria ¡es una de las mayores necedades de los necios… cuyo número es infinito!». (3)
Y en otros lugares (4) añade: «No confundamos el memorismo con el ejercicio ordenado de la memoria que hay que cultivar necesariamente, porque, aunque hay enciclopedias que resumen todos los conocimientos humanos, no es cosa de que as llevemos debajo del brazo para suplir la pereza de nuestra memoria.
Es preciso, repito, cultivar la memoria y desenvolverla como un auxiliar poderoso de la educación...»
Sin el adecuado desarrollo de dicha facultad se hace imposible el progreso en toda disciplina: tantum scimus, quantum memoriam hebemus, et, nihil amplius, se decía antes repitiendo a Cicerón; sentencia que equivale al dicho actual saber es recordar (5).
Sabido es que las ideas sin enlace o aisladas se desvanecen y esfuman para perderse luego en el olvido, por lo que la labor mnemónica debe reducirse a establecer relaciones entre hechos y conocimientos aislados o heterogéneos y accidentes variables, particularizando o singularizando en formas características lo universal, y también ideografiando lo abstracto para quienes su memoria sea refractaria a la iniciación de las ideas generales y las abstracciones cuando son muchas y diversas.
Trataría de enumerar en este lugar las excelencias del estudio mnemotecnográfico si en el atestado que figura en el tercer Apéndice no constase, expuesta por doctas y autorizadas plumas, luminosa documentación apologética de tan poderoso auxiliar de la memoria.
Los procedimientos gráficos que en este libro se describen han sido previa y reiteradamente ensayados y escogidos en esmero entre los producentes de resultados plenamente satisfactorios en el fomento de la memoria superior (6).
Entiéndase bien que la mnemotecnia no enseña más que su propio arte, sin añadir conocimiento alguno; no da sabiduría al ignorante, ni talento al que de él carece, ni siquiera aptitud reflexiva para el estudio de investigación, pero ayuda a ordenar y conservar las adquisiciones intelectuales.
Aléjome cuanto me es posible de toda complicación y formulismo, cuya recordación, por sí sola, ya requiere procedimientos de artificio, que al fin, si no se eliminan pronto, vienen a ser traba de la razón y ponzoña del intelecto, tan dañosos como en siglos anteriores pudieron ser los extractos de anacardo y cubeba con otras ridículas prácticas y raras preparaciones que enriquecían el bolsillo del pucherólogo más que la memoria del cliente (7).
Y teniendo en cuenta que para que un procedimiento mnemotécnico sea bueno, ha de ser breve, fácil, natural en lo posible, y cuando menos relacionado íntimamente con la idea que trata de fijar, además de que no retarde o dificulte la conversión de lo artificial en espontáneo, he basado todo el sistema en la expresión gráfica y sintética de los asuntos que la mayor simplicidad une la mayor suma de principios que regulan la asociación de las ideas.
No hago especial notación del plan que voy a seguir, porque fácilmente se deduce del índice.
El favor otorgado a las ediciones anteriores de esta modesta obra, por eminentes pedagogos, literatos, oradores (verdaderas lumbreras de la Religión, la Ciencia, las Letras y el foro), hombres de negocios y escolares de estudios superiores que constituyen fundada y risueña esperanza del intelectualismo español —a quienes expreso mi agradecimiento por las cariñosas cartas con que me han honrado después de pagar su libro,— no menos que el entusiasmo que por la instrucción gráfica siento, y el natural afán de mejorar mis pobres producciones en pro de la retentiva en el humano saber, han sido los móviles que me han impulsado a publicar esta edición tan reformada y ampliada que parece nuevo tratado, más completo, sobre la misma materia. Ante todo, el estimulante decisivo ha sido de acción directa; pero mis amables lectores y discípulos han tenido la excesiva benevolencia de unir a sus exhortaciones calurosos y exaltados elogios, y esta circunstancia me ha hecho dudar si sería bien visto incluir sus párrafos en este prólogo…
Es indudable que así como fueron para mí incentivo a perfeccionar el sistema, así también, apadrinando este tratado han de serlo para animar a los neófitos a estudiarlo; y por eso decididamente incluiré tan valioso atestado en el tercer Apéndice del libro y en las hojas de propaganda de la Mnemotecnografía.
R. R. R.
(1) Richet: Psychologie générale, ed. 6.ª, pág. 144. Mm. Guizot (Isabel Carlota Paulina de Meulán): Lettres de famille sur, l’Education.
(2) «Toda expresión significa alguna cosa, mas toda expresión no enuncia alguna cosa: un enunciado tiene que ser una verdad o una falsedad.» Aristóteles: De interpr. cap. IV, pág. 7, edic. Didot.
(3) P. P. Ruiz Amado: Estudios Pedagógicos: La educación intelectual. Ed. MCMIX, pág. 357.
(4) Conferencias Pedagógicas. Zaragoza, Marzo, 1917; passim. Fue interesantísima a este respecto la del día 26, sobre Verbalismo, memorismo, etcétera.
(5) Es recordar lo aprendido; no en el sentido de la máxima platónica. (El origen de esta sentencia se remonta ala escuela de Pitágoras). Me explicaré sobre este punto al tratar de la falsa memoria (capítulo III, pág. 21). Lo que no se recuerda es como lo que no se ha aprendido; esto en absoluto. Bastaría esta razón (Quint.; Instituc. Orat, lib. XI, cap. II) para preconizar las prácticas mnemotécnicas.
(6) El memorismo es el contentarse simplemente con tener una memoria inferior cuando se precisa una memoria superior. (P. Ruiz Amado: Conferencias. Zaragoza, 1917).
(7) Joan Michel Albertis Carrariensis, en su libro De omnibus ingeniis augendae Memoriae, impreso en Bolonia el año 1491, publicó muchos preceptos medicinales, a cual más peregrino, para crecentar la memoria.
No menos hizo Guillermo Grataroli Bergomatis en su De memoria libelius. Lugduni, 1558.
En el siglo pasado Sir Benjamin Collins Brodie (1783-1862) afirmó la posibilidad de hallar un excitante material de la memoria, pero es lo cierto que hasta hoy no se ha encontrado el maravilloso específico.
Para citar este trabajo, utiliza la siguiente referencia:
SEBASTIÁN PASCUAL, Luis. Breve historia de la mnemotecnia [en línea]. Texinfo ed. 1.2. Mnemotecnia.es, Febrero 2014 [ref. de 28/05/2023]. Disponible en Web: <https://www.mnemotecnia.es/bhm>.
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