Carlos Luporini
5/4/2014
Carlos Luporini
5/4/2014
Año:
1969
Editorial:
De Vecchi
Publicado en:
Barcelona
A pesar de publicarse en la década de los sesenta parece éste un libro viejo, más propio de tiempos pasados que de esas fechas. En un momento diré porqué.
Apuntar primero que, como bien señala el título, el autor persigue el objetivo de mejorar nuestra memoria. Con este propósito se tiene a bien dividir la obra en tres partes: una primera disertativa sobre «teoría de la memoria», donde el autor reflexiona sobre esta facultad —induciendo algunas fases de aburrimiento— y otras dos ya de índole más práctico, dedicadas, una, al desarrollo natural de la memoria, otra, al desarrollo artificial de la memoria, es decir, mnemotecnia.
El desarrollo natural de la memoria se corresponde a lo que en las primeras décadas del siglo pasado se conocía como «educación de la memoria»; tan cercano está a ello que algunas frases parecen tomadas literalmente de alguna obra de W. W. Atkinson.
Pero la parte dedicada a la mnemotecnia es más vieja aun, pues no deja de ser texto nuevo presentando técnicas viejas, concretamente, las mismas que vemos en libros de la segunda mitad del siglo XIX. Toda su mnemotecnia se apoya en el uso de frases memorativas, es decir, no emplea imágenes, y establece asociaciones componiendo alguna frase más o menos ingeniosa que incluya el dato a recordar.
Así, el autor dedica un capítulo a los acrósticos, otro al método topográfico (método «loci») y un tercero al que denomina método Herigoriano (código fonético o sistema número/letras). En este último toma prestado el código de Tito Aurelj, en el que tan solo se consideran diez consonantes para los números del 0 al 9, siendo el resto de letras —tanto vocales como consonantes— tan solo de relleno, sin valor.
Se añaden algunos capítulos con consejos sobre cómo memorizar libros, discursos, cifras, etc. Por cierto, en el capítulo dedicado a las cifras si se atreve a sugerir el uso ocasional de imagenes: la cifra a recordar debemos imaginarla tatuada en la frente del protagonista, o como flotando mágicamente sobre su cabeza.
Finaliza con un capítulo un tanto singular: «higiene de la memoria». ¿Qué es esto? Simplemente el cuidado o higiene del cuerpo, especialmente de los sentidos a través de los cuales recibimos los datos que necesitamos recordar. Incluye consejos como lavarse los dientes todos los días y otros de índole similar. También resalta los beneficios de la sauna, ejercicios de respiración y relajación.
En conclusion: ¿es un buen libro? Vaya, malo no es, pero para el lector actual algunas ideas sonarán un tanto raras, y en lo que a mnemotecnia respecta desde luego está desfasado. Al girar la última página la impresión es que la lectura ha sido más curiosa que práctica.
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